miércoles, 22 de junio de 2011

Climas de América

La diversidad de tipos climáticos del continente americano responde a la combinación de una serie de factores que condicionan la temperatura, la distribución de las precipitaciones, la presión atmosférica, y la humedad de los vientos.
La temperatura media del continente disminuye en forma progresiva desde el Ecuador (donde los rayos del sol inciden perpendicularmente dos veces al año) a los polos. Debido al desarrollo en latitud, América presenta tres grandes zonas climáticas: la zona cálida, que abarca la franja intertropical, la zona templada en latitudes medias de ambos hemisferios, y la zona fría en la franja que se extiende desde los 60 grados de latitud norte y sur hasta los polos. Además, otros factores intervienen para dar lugar a climas cálidos, templados o fríos en zonas distintas de las que corresponden por latitud.
La acción reguladora del mar beneficia las zonas costeras, pues los océanos actúan moderando la temperatura y reduciendo la amplitud térmica (diferencia entre la temperatura máxima y la temperatura mínima) de los climas oceánicos. La distancia al mar (continentalidad) provoca oscilaciones mucho más marcadas en la temperatura media anual, y en consecuencia, climas de gran amplitud térmica, como el riguroso frío continental de América del Norte.
La altura es otro de los factores que influyen en la temperatura, pues a medida que aumenta la altura disminuye 1 grado cada 180 metros. En consecuencia, toda la cordillera andina presenta un escalonamiento de la temperatura, siendo ésta muy baja en las zonas que se encuentran a gran altura, independientemente de la latitud.
Las corrientes marinas cálidas que se originan en las aguas ecuatoriales (la corriente del Brasil o la del Golfo) suavizan la temperatura de las costas que recorren, contribuyen al aumento de la evaporación y aportan humedad y precipitaciones a las zonas litorales. En cambio, las corrientes frías originadas en los polos (del Labrador, de Humboldt, de California) provocan un descenso de la temperatura, favorecen la presencia de hielos en las costas y contribuyen en la formación de desiertos costeros (por ejemplo Atacama), pues el movimiento ascendente de aire frío impide que el aire húmedo oceánico alcance las costas.

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