domingo, 26 de junio de 2011

IIRSA Y LA ECOLOGIA POLITICA DEL AGUA SUDAMERICANA

Se trata del proyecto de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA).
Los corredores en los últimos siglos han demostrado ser la figura más eficiente en términos capitalistas para la ocupación territorial, el transporte y comercio de mercancías por tierra y agua, el desarrollo de la industria y la agricultura de gran escala, el estímulo de zonas de turismo de inspiración de multinacionales, etc.
Es por ello que los corredores deben verse como rutas de desarrollo estratégicas de varios kilómetros de ancho en los que se emplazan zonas de producción intensiva, de extracción de recursos naturales, de medios de comunicación, de emplazamientos urbanos, entre otros factores.
La composición nodal de un corredor consiste en:
Medios de Transporte para mover las materias primas y mercancías (puertos marítimos - por ejemplo del lado del Pacífico y del Atlántico y otros medios que varían según la composición territorial lo permita: canales de agua, ferrocarriles de alta velocidad, carreteras, etc.
Energía para hacer funcionales los corredores, y sobre todo para mover los sistemas de producción: petróleo, gas y electricidad (plantas nucleares, termoeléctricas/geotérmicas, hidroeléctricas, tendido e interconexión eléctrica, gasoductos/oleoductos, etc.
Agua para actividades productivas (presas, acueductos, sistemas de bombeo, distribución y tratamiento.
Telecomunicaciones que integren la regíon en tiempo real, tanto hacia adentro del corredor, como con otros corredores y el exteror.
El contexto sudamericano es modelado por los siete corredores terrestres y dos de hidrovías que conforman el sistema IIRSA. Los movimientos de agua ahí, en especial se centran en los afluentes de los ríos De La Plata/Paraná/Paraguay-Guaporé (donde se ubica un corredor de hidrovías que va de sur a norte); el Amazonas/Putumayo; y el río Negro-Orinoco (los dos últimos, conforman un corredor de este a oeste conectando  Macapa yBelem en el Atlántico, con Saramerisa/Yurimaguas en Perú y con Puerto El Carmen en Ecuador, todos con conexiones terrestres al Pacífico).
El foco de atención es el potencial que tiene el acuífero Guaraní, la reserva de agua fresca subterránea más grande del mundo y que se perfila como pivote hídrico de la región productiva fuerte del Mercosur.
Las reservas estratégicas de agua sudamericanas y el IIRSA.
En América del Sur, la riqueza natural es alucinante. Es la primera reserva biótica terrestre del planeta y la segunda marina; almacena cerca del 25% del agua fresca mundial; además de contar con cuantiosos depósitos de petróleo en Venezuela, de gas en Perú y Bolivia; y de distintos minerales en toda la región.
El centro de producción más fuerte de Sudamérica, según los diseños del IIRSA es justamente la zona donde se extiende el acuífero Guaraní, un punto geográfico que por el oeste tiene salida directa por el Atlántico y por el este se comunica con lo que se pretende que sea la hidrovía Paraná-Paraguay (medio de transporte regulado por varias represas que ya comienzan a ser financiadas por el BM y el BID: Corpus, Yacyretá y que, aunque dañarían el ecosistema del Pantanal, su realización podría dar salida a la producción no solo industrial, sino a la agrícola, particularmente de la soja convencional y genéticamente modificada que es producida ahí por multinacionales como Cargill, en un área que se extiende desde Cáceres en Argentina, a Mato Grosso en Brasil y hasta Nueva Palmira en Uruguay.
Existe un proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní. Lo llamativo pero no sorprendente es que se trate de un programa diseñado por los expertos del BM, financiado por ese organismo internacional, por los gobiernos de Holanda y Alemania, por la Agencia Internacional de Energía Atómica y la OEA con sede en Washington.



No hay comentarios:

Publicar un comentario